
Las estrellas rezagadas azules se conocían desde 1950 pero los mecanismos de su juventud siempre han resultado misteriosos para los investigadores. Se sabe que las estrellas de M30 comenzaron a formarse hace 13 millones de años, pero algunas de ellas parecían significativamente más jóvenes, por lo que para estudiar este tipo de astros se optó por este cúmulo.
Anteriormente se pensaba que la estrella menos masiva de un sistema binario era la que actuaba como vampiro atrayendo el gas procedente de la estrella compañera más masiva, permitiendo a la estrella pequeña calentarse y mantenerse cada vez más azul. Sin embargo, este último estudio, demuestra que también puede darse el caso contrario. A partir de las colisiones cósmicas, estrellas azules rezagadas, pueden apoderarse del gas de las estrellas más pequeñas y calentarse más. Estos encuentros estelares suelen ser colisiones frontales en los que en realidad, las estrellas se fusionan, generando un nuevo astro más caliente y joven, ya que la mezcla de su combustible nuclear vuelve a avivar el fuego de la fusión nuclear. De hecho, en el cúmulo estudiado, se ha comprobado que las azules rezagadas poseen la misma masa ellas solas que un sistema binario de los existentes en la zona.

Las propiedades de estas estrellas formadas por colisiones difieren de las estrellas que rejuvenecen a partir de "absorver" el gas de la compañera. Por ejemplo, se ha demostrado que se encuentran mucho más concentradas en el centro de la agrupación estelar.
Las regiones centrales de alta densidad de los cúmulos globulares están hacinados de estrellas por lo que las interacciones entre ellas son casi inevitables. Los investigadores conjeturan que hace uno o dos millones de años, M30 se sometió a un colapso del núcleo que comenzó a lanzar a las estrellas hacia el centro de la agrupación, dando lugar a un rápido aumento en la densidad de las estrellas en la zona central de la formación. Este acontecimiento aumentó significativamente el número de colisiones entre las estrellas, y favoreció la formación de una de las familias de las rezagadas azules. Por otro lado, el aumento de la aglomeración estelar, debido al colapso del núcleo también perturba los sistemas individuales, alentando el fenómeno del vampirismo y formando así la familia de rezagadas azules.
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