
Algunas regiones como el cinturón principal o el cinturón de Kuiper almacenaron algunos de estos asteroides pequeños y cometas que han mantenido sus materiales formativos esencialmente inalterados. Es decir, para conocer detalles esenciales sobre las primeras fases de la evolución de la Tierra es necesario estudiar los cuerpos más pequeños y primitivos que se han preservado.
No cabe duda de que la misión Marco Polo, si resulta finalmente seleccionada por la ESA, nos ayudará a comprender más detalles sobre el origen del Sistema Solar. Esos materiales que se planea recuperar en uno de los asteroides primitivos preseleccionados posiblemente no estén alterados por los procesos de impacto y deceleración atmosférica que encontramos en las condritas más primitivas llegadas a la Tierra. El apoyo a este tipo de misiones parece esencial para el éxito en la exploración de nuestro Sistema Solar y el desarrollo tecnológico consiguiente.
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