
Los nombres de estas estrellas son SDSS 0922+2928 y SDSS 1102+2054 y se encuentra a 400 y 220 años luz de la Tierra respectivamente. Ambas son restos de estrellas masivas que se encuentran al final de su evolución estelar después de haber consumido todo el material disponible para la fusión nuclear. Los bajos niveles de carbono en sus espectros indica que las estrellas han esparcido parte de sus capas exteriores lo que las ha llevado a fusionar el carbono contenido en sus núcleos.
Esta abundancia de oxígeno en la superficie de estas enanas blancas implica que se encuentran desnudas de sus capas externas por lo que nos muestran su núcleo de oxígeno y neón. Casi todas las enanas blancas tienen hidrógeno y/o helio en su envoltura, pero en pequeña cantidad y con el suficiente grosor para mantener oculto el núcleo de la estrella. Los modelos teóricos predicen que si las estrellas de entre 7 y 10 veces la masa solar, no terminan sus vidas como supernovas, acabarán consumiendo todo su hidrógeno, helio y carbono y acabarán convertidas en enanas blancas con un núcleo rico en oxígeno. La mayoría de los modelos estelares que predicen la existencia de un núcleo de oxígeno y neón en las enanas blancas, también predice la existencia de una capa rica en carbono lo suficientemente gruesa que rodea al núcleo y evita la ascensión de grandes cantidades de oxígeno. Sin embargo, los cálculos también indican que el espesor de esta capa disminuye cuanto más cerca está la estrella progenitora del límite de masa superior por el que las estrellas acaban convertidas en enanas blancas. Por lo tanto, una posibilidad para la formación de estas dos estrellas descubiertas es que procedan de estrellas situadas en este límite de masa. Lo que se desconoce todavía es cómo será su evolución, ya que en este estado cualquier proceso detectable es muy lento.
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