
Los astrónomos ya llevaban mucho tiempo sospechando que Phoebe, una de las lunas más alejadas de Saturno podría orbitar dentro de un disco de polvo. Por ello, se postula que el propio satélite es la fuente de alimentación de este anillo debido al polvo que desprende en sus colisiones con objetos menores. Con estas sospechas fue fácil localizarlo gracias a la óptica infrarroja del Spitzer.
Más información en Astronomy Now.